Portal sobre el trastorno de la personalidad por evitación

¿Siempre evitas a la gente? Tal vez tienes este trastorno

 

Si siempre evitas a la gente, es probable que de vez en cuando, o más bien, frecuentemente, te encuentres en situaciones incómodas en las que las personas a tu alrededor no comprendan muy bien qué está pasando. Quizá se pregunten si hicieron algo malo o que te ofendiera o simplemente puede pasar que te juzguen y asuman cosas de ti sin saber lo que realmente te motiva a preferir la soledad.

Incluso, puede suceder que ni siquiera tú sepas muy bien qué es lo que te mueve a estar solo. En ese caso, queremos presentarte un trastorno psicológico con el que podrías identificarte, pues si cumples con las características de este, entonces ya podrías explicarle a las personas con más calma y con mejores conceptos qué es lo que te pasa, para ahorrarte problemas o malos ratos.

Se trata del Trastorno de la personalidad por evitación, también conocido simplemente como Personalidad evitativa y que viene del inglés Avoidant Personality Disorder. Y recuerda que, si te identificas con algunas características de esta personalidad, no significa que estés mal. Los trastornos psicológicos en hombres también son muy comunes y la clave siempre está en reconocer lo que nos pasa para poco a poco trabajar en comprender y deshacer nuestros mecanismos de percepción del mundo. 

Ahora sí, te contamos algunas características con las que, si siempre evitas a la gente como consecuencia de un Trastorno de la personalidad por evitación entonces podrás identificarte.

  • Sientes que tu presencia en un lugar incomoda a las personas y que es inadecuada en varios contextos. Esto también puede suceder con la ansiedad, pero si además siempre evitas a la gente, quizá estás más vinculado con la personalidad evitativa.
  • Te agotas cada vez que pasas tiempo con la gente. No es necesario que sea mucho tiempo, basta con unos momentos para que te sientas realmente cansado.
  • Tienes mucho miedo a la crítica, tanto que prefieres evitar socializar con tal de salvarte de posibles críticas. También puede ser que prefieras socializar y convivir solo con gente que ya sabes que te quiere y te acepta como eres, para evitar que le puedas caer mal a alguien.
  • Las personas con Trastorno de la personalidad por evitación también huyen de las relaciones íntimas o de formar vínculos cercanos con las personas que conocen. Por eso, pueden preferir los encuentros casuales en todo caso, pero en el momento en que las cosas se ponen un poco más cercanas y su personalidad puede ser revelada, prefieren evitarlo.
  • El miedo a conectar con alguien de forma íntima o a conocer gente nueva está muy relacionado con el sentimiento de baja autoestima que tiene la gente con Trastorno de la personalidad por evitación. Sabemos que mejorar la autoestima no es fácil para nadie, para para una persona con este trastorno puede ser todavía un poco más, pues la sensación de ser insuficientes para la gente o para ser agradables aumenta cuando se rodean de otras personas. Esto hace complicado que las personas que se sienten así puedan disfrutar de la compañía de la gente, mejorando su autoestima, pues el mismo estímulo que debería ayudarles solo lo empeora. Por eso, es sumamente importante el trabajo personal.
  • Las personas con Trastorno de la personalidad por evitación pueden parecer tímidas o muy reservadas, aunque sí llegando a un punto un poco más notorio que el de una persona que simplemente es introvertida, pues la evasión por los momentos que le demanden convivir o mostrarse ante la gente será constante y fatigante para él o ella.

Estas son solo algunas de las características del Trastorno de la personalidad por evitación que pueden ayudarte si tú siempre evitas a la gente y te has preguntado por qué o incluso si esto te ha causado problemas con la gente que conoces y quieres. Sin embargo, recuerda que no es recomendable autodiagnosticarse y que lo mejor sería acudir con un profesional de la salud mental para entender si tienes este trastorno y cómo puedes mejorarlo.

 

Autor: María González, GQ.