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Noticas sobre el trastorno de la personalidad por evitación, timidez y fobia social.
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La mayoría de las personas sentimos vergüenza o timidez ante algunas situaciones sociales en las que nos resulta importante dar una buena impresión o para que tengan un buen concepto de nosotros. Solemos sentir cierta ansiedad social en una entrevista laboral, en una primera cita, al conocer a los padres de nuestra pareja, al hablar ante una audiencia, etc.
A pesar de esta ansiedad, enfrentamos estas situaciones sin escaparnos, a pesar de que muchas veces tengamos ganas de huir. Sin embargo, algunas personas, ante situaciones similares, sienten un nivel de ansiedad o malestar tan elevado que resulta incapacitante o perturbador y se convierte en un problema.
La fobia social es el miedo intenso a las situaciones sociales, a comportarse de forma embarazosa y a ser evaluado negativamente. Las personas que lo padecen pueden llegar a tener síntomas fisiológicos como sudoración, temblor en las manos, sonrojarse, etc. y pueden desarrollar incluso un miedo a que estos síntomas sean percibidos por otros. Este miedo intenso hace que comiencen a evitar las situaciones sociales quedando cada vez más aislados, afectándose su calidad de vida y objetivos vitales.
Esta problemática afecta al 12% de la población, que muchas veces, por la misma vergüenza, no se animan a consultar o se resignan pensando que “siempre fueron así: introvertidos, solitarios”, naturalizándolo y aislándose cada vez más.
Entre las situaciones más habituales que estas personas evitan, encontramos: Hablar en público; asistir a reuniones o eventos sociales; conversar con desconocidos; dar una opinión; defender el punto de vista propio, etc.
La diferencia fundamental entre la ansiedad social que sentimos todos y la ansiedad que experimenta la persona con fobia social es la intensidad (que puede incluso afectar el desempeño de la persona) y la tendencia a evitar las situaciones que puedan generarla.
El miedo siempre nos hace considerar las cosas peor de lo que son y nos hace vernos más pequeños y débiles de lo que realmente somos. Por eso enfrentarlo es lo indicado. Dejar de evitar estas situaciones es un primer paso para empezar a ver qué sucede realmente, para poner a prueba lo que creemos, para ver si hay otras personas a las que les pasa lo mismo y para darnos tiempo a que el miedo vaya disminuyendo cada vez que dejamos de evitar.
Pero para poder enfrentar estas situaciones que generan miedo y ansiedad, es necesario repensar algunas creencias que nos limitan y desarrollar nuevas herramientas. Afortunadamente existen tratamientos que permiten llevar a cabo estos procesos, siendo la terapia cognitiva conductual el tratamiento más eficaz para la fobia social.
En el Instituto de Terapia Cognitiva Conductual, por ejemplo, se brinda un taller grupal de 12 encuentros en donde no solamente se utilizan las técnicas que están avaladas científicamente para el tratamiento de la fobia social, sino que el formato grupal permite conocer otras experiencias de personas que sufren por lo mismo, siendo un espacio de pertenencia y comprensión que estas personas no suelen encontrar por el aislamiento al que el miedo y la ansiedad los conduce. Así, en el entramado grupal, van surgiendo formas que el mismo grupo genera para superar el problema.
Fuente: clarin.com
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La psicoterapia resulta a la larga más eficaz que los fármacos para tratar la fobia social
La grabadora de vídeo se ha convertido en un instrumento muy útil para David M. Clark, jefe del departamento de Psicología en el Instituto de Psiquiatría de Londres y director del Centro para Trastornos de Ansiedad y Traumas del Maudsley Hospital. Este psicólogo utiliza habitualmente el vídeo con las personas que sufren fobia social, un trastorno que se caracteriza por que los afectados distorsionan el concepto que tienen de sí mismos cuando se relacionan con los demás. "Con las grabaciones, el paciente puede tener una imagen real de sí mismo cuando se desenvuelve en público", dice Clark.
Las personas con fobia social acostumbran a tener pensamientos negativos de sí mismos y a subestimarse al relacionarse con otros. Esta imagen negativa les lleva a sentir vergüenza y a creer que hacen el ridículo al hablar en público, en el trabajo o incluso al comer con otras personas. Al enfrentarse a su imagen en el vídeo, los afectados encuentran una herramienta útil y eficaz para superar la fobia, según Clark, que presentó sus trabajos en el V Congreso Mundial de Terapias Cognitivo-conductuales, celebrado recientemente en Barcelona y al que asistieron 3.500 especialistas de 70 países.
El 80% de los pacientes tratados con terapia cognitiva supera definitivamente la fobia
Con las grabaciones en vídeo, Clark pudo observar que mientras un paciente con fobia social habla con otra persona, consume casi toda su capacidad mental memorizando lo que va a decir. Su interlocutor puede percibir que no le está prestando atención y seguramente se mostrará menos amistoso. Con el tratamiento cognitivo de este psicólogo, el terapeuta ayuda al paciente a descubrir y gestionar este tipo de situaciones, a dejar de actuar de esa manera tan negativa para él.
Este tipo de tratamiento resulta muy efectivo, dice Clark, porque alrededor del 80% de los pacientes que lo reciben se curan y pueden superar definitivamente el trastorno. Los ensayos clínicos realizados por este especialista indican que la terapia cognitivo-conductual para la fobia social es más efectiva a la larga que el tratamiento farmacológico habitual con antidepresivos como el Prozac, o con otras técnicas psicológicas, como la psicoterapia de grupo.
Con la terapia cognitivo-conductual individualizada los afectados que superan su fobia social tienden a permanecer libres del trastorno, según Clark. "Esta terapia es uno de los grandes avances frente a la medicación, porque aunque ésta disminuya la ansiedad, cuando se deja de tomar el fármaco, a muchas personas le vuelve a aparecer el problema", afirma. En este sentido, el psicólogo británico considera que los sistemas públicos de salud ponen muchos recursos para tratar la esquizofrenia y la psicosis, pero muy pocos para atender problemas mentales más comunes en la población como son los trastornos de ansiedad. "Hay muchas personas actualmente discapacitadas por trastornos de ansiedad", asegura. En estos casos, sostiene: "los tratamientos psicológicos pueden ser más efectivos que los farmacológicos y permitirían volverles personas productivas. Estos beneficios económicos probablemente pagarían el coste de las terapias".
El grupo de Clark desarrolla ahora una versión del tratamiento de la fobia social a través de Internet: "Muchas personas con fobia social usan mucho Internet, y podrían enfrentarse virtualmente a situaciones sociales difíciles, por ejemplo mediante vídeos en los que aprendieran a hablar en público. También se podrían comunicar con el terapeuta por videoconferencia", añade.
En el congreso también se destacó el desarrollo de terapias de nuevo cuño, como la denominada "terapia centrada en los esquemas", que se aplica a pacientes con trastorno límite de personalidad, o como la "terapia de aceptación y compromiso", dirigida a tratar depresiones y trastornos de ansiedad y de la personalidad.
Las terapias cognitivo-conductuales están contrastadas científicamente. "Es la psicología basada en la evidencia", dice Xavier Pellicer, psicólogo y organizador del congreso. Las terapias cognitivo-conductuales pretenden prevenir, identificar y modificar comportamientos inadecuados en el sujeto en la mayoría de trastornos psicológicos, problemas de ansiedad y depresivos (las dos patologías más prevalentes), conductas adictivas o trastornos de la alimentación, tanto en población adulta como infantil. "Requiere una implicación importante por parte del paciente, que aprende habilidades y técnicas que va aplicando en su vida cotidiana", afirma Pellicer.
Fuente: El País